Los que me seguís en las redes sociales sabéis que ando algo obsesionada con el pan... y sí, es verdad. El pan engancha de una manera que no lo hace la repostería... no sé si será porque es algo más cotidiano, que comemos todos los días, y hay una diferencia tan abismal entre el pan comercial y el pan casero! O será que es un proceso mucho más largo que hacer un bizcocho o una galleta y en ese proceso se crean tantos matices de sabores... o será que es algo tan antiguo, tan sagrado, tan natural...
Venga... me dejo de panarreo...
Hace tiempo que le eché el ojo a esta receta, y es que pensar en un pan tierno de molde con una espiral de canela y azuquita dentro me parece casi orgásmico... untado con mantequilla, o con un poco de jamón dulce, con mermelada casera de lo que sea, con queso tierno... vaya viciosa estoy hecha!
La receta, como no, de uno de mis libros de The Great British Bake Off...
¿Miento?
Vamos con los ingredientes, pues...
500 gr de harina de fuerza. Yo he usado fuerza eco El Amasadero porque me encanta. Se amasa super bien y huele de maravilla.
Una cucharadita de sal.
Una cucharadita de levadura seca de panadero , que viene a ser medio sobre o alrededor de 3 0 4 gramos.
2 cucharadas de azúcar moreno o la que más os guste. Yo he usado light brown sugar porque es húmeda, finita, aromática y sabía que iba a dar un color muy bonito al pan.
125 ml de leche entera
50-100 ml de agua
50 gr de mantequilla
Un huevo L
Mi ingrediente extra anti culpabilidad han sido dos cucharadas de germen de trigo y levadura de cerveza mezclados. Mi cerebro funciona así. Es como cuando hago algo con copos de avena: me puedo zampar una docena de cookies pero si tienen avena no pasa nada... la avena es buena pa tó!
Y para el relleno: dos cucharadas de azúcar, una de canela y una de harina.
Primero ponemos en un bol la harina, la sal, el azúcar y la levadura.
En un cazo ponemos a templar la leche y le añadimos la mantequilla. Cuando la mantequilla se ha derretido apartamos del fuego. Si está templadita le añadimos el huevo y lo mezclamos. Mezclamos con la harina. Dependiendo de la fuerza de la harina absorberá más o menos líquido. La verdad es que en la receta original no lleva agua pero a mi me perecía muy poco líquido y al final ha aceptado sin problema 100 ml más de agua!
Amasamos unos minutos hasta que la masa quede suave y lisa. No os preocupéis que es una masa muy fácil de amasar. De todas formas lo mejor que podéis hacer es mezclar los ingredientes con una rasqueta o espátula primero y dejarla reposar unos diez minutos... de esta manera cuando volváis a ella no estará nada pegajosa y la podréis trabajar sin problema.
La pasáis a un bol tapadito y la dejáis fermentar hasta que casi doble su volumen... a mi hoy me ha subido rápido porque hace calorcito.
Ponéis un pelín de harina en la encimera y estiráis la masa con el rodillo hasta dejarla de un centímetro de grosor más o menos. Pintáis la superficie con leche y espolvoreáis con la mezcla de canela, azúcar y harina. Enrolláis con mucho cuidado y pasáis al molde forrado con papel de horno recogiendo un poco las puntas del rollo hacia dentro para que no sobresalgan. Tapáis con film plástico y dejáis levar otra vez.
Recordad, no tiene por qué doblar el volumen!
Poned a calentar el horno cuando la pieza haya subido un poco y cuando el horno esté caliente a 200º seguro que ya ha subido un montón. Podéis pintar con leche o con huevo.
A los diez o 15 minutos de horneado es posible que se haya dorado bastante así que os recomiendo que cubráis con papel de aluminio.
Si a los treinta minutos queréis podéis sacarlo del molde y dejar que se hornee fuera del molde unos minutos más, así que dorará por igual.
La prueba para saber si está hecho es tan sencilla como darle con los nudillos en el culete al pan y que suene a hueco... buena señal!
Espero que os guste la receta y si tenéis dudas o preguntas aquí estoy!
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